Todo apostante necesita saber cómo lidiar con el sentido de las apuestas retrospectivas.
Dado que el tema aquí son las apuestas, apostaría en este momento a que nunca ha leído ni escuchado sobre el sentigo de apuestas retrospectivas. ¿Estoy en lo cierto? Si cometiste un error, estaré feliz de todos modos, porque al menos sabré que has estado estudiando algo muy importante para un apostador que busca ser consistente y rentable. Ahora bien, si no tienes idea de lo que estoy hablando, sigue nuestro artículo, ya que es un tema fácil de entender y que se introduce en las experiencias de nuestra vida.
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¿Sabes cuando decimos "Sabía que esto iba a pasar" o "Siempre lo supe"? Este sentimiento de haber previsto el hecho e interpretar situaciones a través de una perspectiva distorsionada, en la que buscamos acomodarnos en la razón, sin siquiera buscar una valoración más profunda de la razón real, es un ejemplo común del sentido retrospectivo. Esta sensación de tener el control de la realidad, sobre todo en los hechos negativos, hace que nuestra mente nos sabotee con predicciones y justificaciones que no nos aportan ningún beneficio.
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Los jugadores generalmente se embarcan en estos ejemplos anteriores, justificando sus apuestas equivocadas sobre el azar, la aleatoriedad, el tiempo, la magia, pero difícilmente buscan revisar sus métodos, sus errores puntuales, su evaluación distorsionada, que probablemente fueron las verdaderas razones de la pérdida. Este es un punto defectuoso del sujeto, porque aunque tiene la costumbre de profundizar en su análisis, utilizando métodos, su estrategia naturalmente necesita ser revisada y ajustada, a medida que la información cambia, se encuentran nuevos patrones y es necesario encajar en estos nuevas características.
Traducir y justificar las pérdidas en “casi gano, casi acerté” creando una falsa sensación, llenándose de confianza para dar los siguientes pasos en las apuestas, es un ejemplo común que analizamos a diario. Digo más, incluso en las apuestas ganadas esto es peligroso, ya que muchas se ganan en base a la suerte y la aleatoriedad, dejando al apostador con la sensación de estar en el camino correcto, sin hacer una valoración real de lo que acaba de suceder, disminuyendo, seguro, sus posibilidades de éxito desde el principio.
Nuestro cerebro se ve invariablemente afectado por estas trampas psicológicas, estos sentidos, como el de la retrospectiva, ya que hay otros, cada uno con una característica diferente, y que influyen directamente en nuestra vida de juego. Daremos un ejemplo a seguir, a través de un estudio realizado, de cómo esto es extremadamente común que ocurra en las apuestas.
En un experimento realizado con apostadores, se buscó entender por qué seguían usando la misma estrategia que les había hecho perder anteriormente. De la misma forma quisieron analizar cuál era la opinión de algunos que habían hecho la apuesta. La mayoría de los perdedores ponen sus justificaciones en la aleatoriedad, en el error de un atleta, en un movimiento crucial, etc. Los que ganaron solo se basaron en el resultado final, sin siquiera considerar que ese puntaje fue resultado de un error de un juez, algo inusual, etc., o que naturalmente ese resultado pudo haber tenido otras direcciones, es decir, su evaluación pudo (y debería) estar perfectamente revisado. Cuando se llevó a cabo una nueva ronda de apuestas, después de este primer estudio, una buena parte de los apostadores perdedores pusieron sus resultados pasados en mala suerte, incluido el vertido de valores más altos en las conjeturas. Aquellos que ganaron también siguieron este camino, dada la evaluación simplista de confiar solo en su historial positivo.
Los apostadores exitosos tienen una mayor claridad en la toma de decisiones, así como una visión más amplia de sus resultados, ya sean positivos o negativos. Tratar de comprender sus verdes y rojos con mayor objetividad es un paso importante, ya que, naturalmente, estaremos sujetos a estos puntos de vista de comportamiento. Cuando reconocemos los puntos a mejorar, las debilidades ya no se convierten en barreras, dando lugar a la evolución y al éxito.
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